El 17 de agosto, Bolivia vivió una jornada electoral pacífica y con alta participación: más de 6,7 millones de ciudadanos votaron para elegir nuevas autoridades. Sin embargo, al no alcanzarse el porcentaje requerido por ley, el país celebrará por primera vez una segunda vuelta presidencial.

Según la Ley 026, si ninguna fórmula logra más del 50 % de los votos, o al menos el 40 % con 10 puntos de diferencia sobre el segundo, debe realizarse una segunda vuelta en un plazo máximo de 60 días.

El cómputo nacional concluyó en tiempo récord y también se eligieron 36 senadores y 130 diputados (plurinominales, uninominales e indígenas). El Sistema de Resultados Electorales Preliminares (Sirepre) fue clave para reforzar la transparencia junto a nuevas medidas de seguridad.

Organismos como la OEA, Copppal y Parlasur elogiaron la transparencia y el trabajo técnico del TSE, destacando el compromiso democrático del país. La ciudadanía también expresó su respaldo al proceso a través de redes sociales.

Con un TSE fortalecido y vigilancia internacional, Bolivia se prepara para definir su futuro político en una segunda vuelta histórica, marcada por el civismo y la confianza en la democracia.